Entrevista a Antonio Dobón, gerente de Tecnologías de Reciclado y Valorización de Itene

Antonio Dobón, Itene
MATERIALES Y SOSTENIBILIDAD 
«Lo que menos se mezcla más posibilidades tiene de ser reciclado”

Prosiguen las innovaciones en el ámbito del reciclaje de residuos y su valorización con nuevas tecnologías y procesos, como el reciclado químico y el enzimático. Desde el centro tecnológico Itene, Antonio Dobón nos habla del reciclaje avanzado y de cómo estos procesos vienen a complementar al resto de técnicas que se vienen utilizando. En palabras de Dobón: “Todas las tecnologías de reciclado serán protagonistas y complementarias”.
Es innegable que la irrupción del plástico cambió nuestras vidas. El acceso masivo a innumerables bienes de consumo fue posible en su momento, y hasta hoy, gracias a su introducción en la industria. ¿Deberíamos partir de la base de que el plástico va a seguir siendo un material imprescindible en nuestras sociedades y que la alternativa es alargar su vida útil con tecnología para minimizar así su impacto ambiental? 
A pesar de que las iniciativas por parte de la UE y la legislación vigente en materia de plásticos (Real Decreto 1055/2022 de Envases y Residuos de Envases) establece objetivos en cuatro líneas de actuación (prevención, reutilización, reciclabilidad y contenido reciclado), priorizando la reducción de la cantidad de plásticos a través de iniciativas como el fomento del granel, no existe un completo sustituto de los mismos en muchos sectores y especialmente en el del envase y el embalaje, y más concretamente en aplicaciones como la alimentación.
Los nuevos requisitos legislativos requieren tanto del desarrollo de nuevos procesos avanzados de reciclado que, mediante la homogeneización de la calidad de las fracciones permitan aumentar el valor de los diferentes materiales, como de la valorización de residuos de envase de plástico que permitan su reintroducción en la cadena de valor y su utilización en aplicaciones de alto valor. Mónica Daluz /
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Entrevista a Rafael Sánchez, jefe de Proyectos en la Unidad de Transformación de Materiales de Envase de Itene

Entrevista a Rafael Sánchez
MATERIALES
BIODEGRADABLES 
«Debemos transitar hacia materiales biodegradables que sigan permitiendo la encapsulación de activos de alto valor sin comprometer el medio ambiente»

Encontrar el sustituto perfecto para el plástico no es fácil. Son muchos los científicos que están trabajando en ello en todo el mundo. El centro de investigación Itene participa en el proyecto Boocell, que tiene por objeto el desarrollo de materiales innovadores y sostenibles basados en las nanocelulosas a partir de la transformación de la celulosa, para su aplicación en los sectores de la cosmética, el embalaje y los biofertilizantes. En la lucha contra los microplásticos, este proyecto estudia el desarrollo de nanocápsulas de celulosa para contener compuestos activos o aromas, tan empleados en la industria cosmética. Uno de los procesos para su obtención es la utilización de microorganismos vivos: la nanocelulosa bacteriana. El responsable del proyecto en Itene, Rafael Sánchez, nos explica, entre otras cosas, las ventajas de convertir organismos microscópicos en pequeñas fábricas de huella ecológica cero.
Par
ece que la nanocelulosa es una alternativa factible al plástico en determinadas industrias. ¿Qué tiene este material que no tengan otros?
En primer lugar, hay que tomar conciencia de que la celulosa, material de partida de la nanocelulosa, es uno de los materiales renovables más abundantes en la tierra, formando parte de cualquier materia vegetal, y por ello se encuentra en disposición de ser empleada para la producción de diversos productos. Además, se trata de materiales con unas características muy atractivas para la industria de los polímeros. La nanocelulosa es ligera, fuerte y rígida, y con un alto coeficiente de resistencia respecto a su peso. También es estable frente a los cambios de temperatura, tiene interesantes propiedades ópticas (es transparente) y se dilata poco con el calor. Mónica Daluz /
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Entrevista a Carlos Monerris, Key Account Manager nacional de Itene

Carlos Monerris, Itene
«Para
los envases multicapa, no será sencillo hallar alternativas 100% biodegradables»

Almacenar, transportar y proteger, fue solo el principio. La industria farmacéutica y las innovaciones en el sector del envase y embalaje han dado lugar a que hoy dispongamos de fármacos cuyos envases son capaces de realizar algunas tareas, tanto informativas, acerca de cuanto le ocurre al producto durante toda la cadena de suministro, como de mejora del mismo, con envases activos que optimizan la conservación del producto y sus características. Veremos también materiales con propiedades excepcionales, como el grafeno, con los que se conseguirán funcionalidades «a medida». Entre tanto, el gran reto es avanzar en la obtención de envases cada vez más biodegradables. Carlos Monerris, Key Account Manager nacional del Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (Itene), nos explica cómo funcionan los envases inteligentes y los envases activos y nos pone al día de hacia dónde se dirigen las investigaciones. Mónica Daluz / pdf

Alianza contra el despilfarro

Despilfarro alimentario
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Corría el año 1996 cuando Manuel Castells, profesor de Sociología y Urbanismo en la Universidad de Berkeley, en California (EE UU), habló por primera vez sobre “la era del conocimiento”. Han pasado casi dos décadas desde los albores de la llamada nueva economía como cimiento de la globalización, un panorama que auguraba un mundo más eficiente y, por lo tanto, más justo. ¿Ha resultado así, en la práctica? El debate está sobre la mesa. La distribución equitativa y sostenible de los recursos ha dejado de ser un concepto abstracto para convertirse en eje de la investigación tecnológica de las industrias abastecedoras de bienes de gran consumo.
Hoy en día la cadena de distribución coopera en busca  sus resultados, logrando la pretendida reducción de los costes y, en consecuencia, contribuyendo al ahorro de las materias primas. La industria alimentaria y la del envase y el embalaje, los sectores de la logística y la distribución y la sociedad en su conjunto -en cuanto a que está formada por individuos consumidores- se están movilizando contra el despilfarro alimentario, un problema desde el punto de vista social -durante el periodo 2011-2013 842 millones de personas padecían hambre crónica, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la FAO- y también medioambiental, por el consumo innecesario de materias primas.
Según datos publicados por la Unión Europea (UE), cerca de 90 millones de toneladas anuales de comida se desperdician cada año en Europa, así como aproximadamente un tercio de los alimentos destinados al consumo humano en el mundo, lo que se traduce en un total de 1.3000 millones de toneladas al año.  Los costes medioambientales, por su parte, hacen referencia a su impacto sobre el carbono, el agua, el suelo y la biodiversidad. La huella de carbono del despilfarro de alimentos se estima en 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por año, mientras que el volumen total de agua que se utiliza cada año para producir los alimentos que se pierden o desperdician asciende a 250 km3. Mónica Daluz /
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Packaging, el arte de la emoción


Packaging, el arte de la emoción
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Nacen como respuesta a una necesidad, como casi todos los objetos, pero pronto devienen iconos de nuestra cultura. Analizamos el envase, revelador de comportamientos socioculturales, desde una perspectiva histórica y estética, y es que el sello de la evolución de las sociedades, con el consumo como eje de la distribución de los recursos, queda registrado en los objetos de que se sirve y, por ende, en los envases que los contienen.
Esta historia comienza hace mucho tiempo atrás, en un lugar impreciso de la faz de la Tierra… Todo empezó cuando, por vez primera, un grupo de aquello s rudos antepasados nuestros se apiadaron de una solitaria parturienta acuclillada bajo una intensa lluvia y la portaron a cubierto para acompañarla y ayudarla. Y, además, en la contemplación de aquel fenómeno les sobrevino un sentimiento desconocido hasta entonces. Se llamaba «emoción».
Tras el «amanecer del hombre», como definió Kubrick la era de tosquedad y violencia en la que el ser humano comenzaba a serlo aún sin conciencia de ello, nuestro sistema emocional siguió perfeccionándose, y aquellos grupos que desarrollaron creencias en poderes sobrenaturales e idearon ritos o ceremonias que integraban al individuo en la colectividad, despertando en él un sentimiento de pertenencia grupal, establecieron vínculos que multiplicaron sus posibilidades de supervivencia, frente a aquellos que se extinguían por falta de lazos de cooperación.
Más tarde, aquellos seres, abrumados por un entorno hostil, no tuvieron más remedio que afinar sus habilidades en la gestión de los recursos y conjeturaron que ello implicaba, definitivamente, una especialización. Mientras unos cazaban, otros fabricaban las herramientas con que optimizar los resultados de un incipiente sector primario. Y así fue como los primeros homo sapiens comenzaron a intercambiar  sus productos. Había nacido el comercio. Mónica Daluz /
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Diseñando la tercera revolución industrial

impresión 3D
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Se aproximan cambios en los modelos de producción que traerán consigo nuevos modos de consumir, de trabajar y de manejar nuestro tiempo. Las tecnologías digitales, como la impresión en 3D, posibilitan la autoproducción, y sectores como el packaging o la logística se verán afectados. También asistiremos a exóticos entornos urbanos adaptados al nuevo papel del ciudadano como creador y productor. Será el advenimiento definitivo de la sociedad del conocimiento.
S
ociedad y hábitat son espacios en evolución permanente. Pero algo hace especial el momento en que vivimos, un período de transición, de adecuación y ensamblaje de las fuerzas de cambio, que se interconectan y retroalimentan alternándose como causa y consecuencia. A lo largo de la historia, el sistema productivo ha pautado la configuración de nuestras ciudades, la parcelación de actitudes y comportamientos y hasta la manera de concebir nuestra existencia. Mónica Daluz /
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¿Realidad enriquecida o exuberancia informativa?

realidad enriquecida
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Sistemas que permiten enlazar el mundo real con la virtualidad de manera sencilla, nacidos en el ámbito de la logística, llegan ahora a manos del consumidor gracias a la proliferación de dispositivos dotados de tecnología de acceso móvil a Internet. Los códigos QR y, pisándoles los talones, la realidad aumentada, son algunas de estas nuevas herramientas que fabricantes y distribuidores ya han comenzado a explorar.
La deseable ubicuidad del ser
Estar en todas partes al mismo tiempo fue una vez ámbito exclusivo de la disciplina teológica. Pero el Homo sapiens moderno, empeñado en hacer realidad cuanto la imaginación le arroja, ha hecho de la omnipresencia y de los universos paralelos un juego de niños. Ya es que los caminos de la comunicación son, cuando menos, impredecibles…
En su evolución natural se abren paso sin pedir permiso nuevos modos de interacción humana que agrandan el conocimiento exponencialmente y en estructura reticular. Así lo sentenció la red de redes. Con su llegada, la cultura pasó de la linealidad del texto-imprenta a la infinidad del hipertexto, que nos aboca al acceso no secuencial de la información, y nos deja instalados en el exceso. En nuestro vivir hipertextual, haciendo frente a diario a informaciones enlazadas hasta el infinito nos enfrentamos al reto de convivir con el caos documental circundante. Y es que tener toda la información, sin más, es como no tener nada. Mónica Daluz /
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Tecnología para un mundo mejor

Agricultura de precisión
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La agricultura de precisión se erige en la panacea de la práctica agrícola. La optimización de la gestión del terreno desde diversos puntos de vista, especialmente del medioambiental, significa un importante paso en la conservación de los recursos del planeta. El volumen de envases que genera el sector fitosanitario y su gestión como residuo constituye un factor clave en esta ecuación en la que los países en desarrollo tienen mucho que decir.
El ser humano ha encontrado en la química el aliado con el que mejorar comportamiento de los elementos de la naturaleza ha supuesto una inquietud para el hombre, que pronto aplicaría los conocimientos adquiridos a su preocupación y ocupación principal: más que nunca, la inter– mica en todo el proceso se población mundial actual se duplicará en el siglo que ta per cápita alcance una tasa anual de crecimiento del 2,7% hasta el año 2020; el doble en los países en sumo de carne, especialmente la roja, se disparará en los próximos años y, en consecuencia, la demanda de grano para alimentar el el imparable crecimiento frente a esta situación aumentando los rendimientos agrícolas mediante el se ha calculado que, sin ellos, la tercera parte de los alimentos producidos tes que respiran e impiden la entrada de la humedad y la fuga de los aromas; botellas y recipientes de diferentes polímeros; gases para controlar la maduración de la fruta recogida; temperaturas; productos para proteger la salud de las plantas y los animales; desinfectantes… son tan solo algunos ejemplos de la contribución de la química a la alimentación humana, a la que, a estas alturas, no podemos renunciar. Mónica Daluz /
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Más allá del papel: la reconversión de la industria gráfica

impresión digital
EL PODER DEL SECTOR

La impresión digital abre nuevas vías de negocio para las gráficas, que hoy pueden ampliar su mercado potencial gracias a la posibilidad de imprimir sobre nuevos materiales, como cerámica, plástico, vidrio, madera o metal. La integración del contenido digital y la impresión constituye otro ámbito para la innovación. En cualquier caso, la tendencia empuja al sector a constituirse en una industria de servicios más que de productos, y a observar el mercado desde el punto de vista del consumidor. Mónica Daluz / pdf

Sociedad de consumo y ciclo de vida: el show ¿debe continuar?

envases y sostenibilidad
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La Revolución Industrial dio lugar a un sistema de libre mercado que nos instaló en el paraíso del consumo. La producción desenfrenada y el consumismo como forma de vida determinaron el rumbo del mundo. Hoy, reveladas ya las imperfecciones del sistema, el sector fabril, y muy especialmente el del packaging, buscan vías para producir de otro modo. No es posible mantener a largo plazo la vertiginosa obsolescencia del producto; el ecodiseño, que analiza el ciclo de la vida del producto desde su concepción, es un paso hacia un mundo más sostenible, tal vez el primero que, a gran escala, y junto a nuevos modos de reparto y circulación de bienes y recursos, puede marcar la supervivencia del mundo tal y como lo conocemos. Mónica Daluz / pdf

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