Del neuromarketing a la “neurochorrada”

atractivo lineal farmacia
TRIBUNA DE OPINIÓN

El avance de las neurociencias ha hecho que diversos sectores, como la economía o el marketing, busquen desarrollar estrategias y herramientas en base a los hallazgos que se suceden en este campo. Las marcas y los establecimientos tratan de estimular los sentidos del consumidor para provocar reacciones neurológicas, físicas y químicas, con las que inducir en él un determinado comportamiento a la vista de las prometedoras expectativas de las neurociencias, o utilizar estos nuevos conocimientos como argumento de venta. La industria alimentaria ya ha colocado en los lineales “neurobebidas”… Pero lo cierto es que se trata de estudios que solo pueden arrojar parcialidades, evidencias importantes pero pequeñas, porque todavía no sabemos qué ocurre simultáneamente en todo el cerebro ante un estímulo. Lo que sí está claro es que la tecnología es, cada vez más, un sólido apoyo para conocer al consumidor y estudiar su comportamiento, con el fin de segmentar y personalizar con mayor precisión; lo último, los sistemas de detección facial, que además de aportar información demográfica, analizan las expresiones –en busca de emociones– o el itinerario de la mirada del comprador –para determinar qué es relevante para él–. Porque no todo es verdad, pero no todo es mentira. La clave es el rigor. Y por lo que respecta a intervenir a conveniencia en el comportamiento o en las emociones humanas desde la neurociencia, tal vez lleguemos, pero ahora toca una larga estancia preparando lo que ha de ser el campamento base, para que próximas generaciones de científicos inicien, y ojalá completen, esta épica ascensión, en cuya cúspide se halla, nada menos que, el mapa del cerebro. Mónica Daluz / pdf

La primera pregunta

reflexiones inteligencia artificial
OPINIÓN

El arqueólogo halla, y luego estudia su hallazgo asistido por múltiples disciplinas. El científico difícilmente se da de bruces con un nuevo eslabón de la cadena de la ciencia; para encontrar, debe tener una buena hipótesis al respecto. En fin, lo que se llama hacer la pregunta correcta. “La calidad de nuestras vidas la determina la calidad de nuestro pensamiento. La calidad de nuestro pensamiento, a su vez, la determina la calidad de nuestras preguntas, ya que las preguntas son la maquinaria, la fuerza que impulsa el pensamiento. Sin las preguntas, no tenemos sobre qué pensar”, se cita en El arte de formular preguntas esenciales, editado por Foundation for Critical Thinking. Pues como en ciencia, la sociedad debería hacerse algunas preguntas correctas. El primero de nosotros, los humanos, se preguntó porqué: porqué había noche y día, porqué llovía o porqué tenía dolor de barriga. La curiosidad y la imaginación en un mundo donde todo estaba por inventar y descubrir, hicieron el resto. Las reacciones bioquímicas que se producen al aprender algo nuevo dan lugar a sustancias (neurotransmisores) generadoras de placer. Así que dimos rienda suelta a nuestro entusiasmo creativo, seguramente sin preguntarnos hacia dónde. Mónica Daluz / pdf

Generación 3.0 Nuevas prácticas, nuevos líderes

Opinión recursos humanos
OPINIÓN

Abordamos aquí la irrupción de las nuevas generaciones en las organizaciones desde el punto de vista de la psicología social, que nos revela que nuevos líderes son requeridos y que se gesta una nueva arquitectura organizativa en la que los responsables del capital humano se erigirán en protagonistas de una transición imprescindible: de la organización jerárquica a la democratización de un modelo reticular. Porque urge gestionar óptimamente la nueva moneda de cambio: el talento. Mónica Daluz / pdf

Doble identidad

Opinión. Tecnología
OPINIÓN
TECNORRELATO

Ronda los sesenta, pero conserva todo el cabello y parte de su atractivo de otro tiempo. Su voz, profunda y algo desgarrada, desentona con la dulce expresión de su semblante y su pose franca y tranquila. El doctor Mut estudiaba un expediente a través de la pantalla de su PC ultraportátil, queriendo la casualidad, y la perseverancia del hombre para con cada uno de sus casos -antes se les llamaba pacientes-, que examinara de nuevo el documento horas más tarde. Mut, jefe de planta de un prestigioso hospital de su ciudad natal, Filadelfia, en el estado de Pensilvania, recuerda perfectamente que en la primera revisión aquel informe contenía más antecedentes y referencias, así que derivó el misterio al equipo informático de la empresa para que solventara lo antes posible un incidente, aparentemente, anecdótico. 
Después se supo que un ex empleado, en vista de los hechos, cuando menos, descontento, dejó antes de marcharse un regalo en forma de programa informático que eliminaba información a pequeñas dosis y de manera aleatoria en el tiempo y en los distintos campos de la base de datos general. Aquello fue más que una fastidiosa pataleta y vino a causar tratamientos inadecuados, algunos de ellos con fatal desenlace. No contento con el salpicado de supresiones, el quejoso ex empleado se hizo con toda suerte de bases de datos sobre pacientes y trabajadores del hospital en su minúscula memoria USB, para después colgarlas en un programa P2P. Un par de décadas atrás hubiera sido impensable que alguien se llevara a casa toda esa información; imposible imprimir aquellos listados infinitos y cargarlos a lo largo de los pasillos y ascensores hasta la salida sin levantar sospechas. Y, mucho menos, sacarlos a la luz pública en un plis plas. Mónica Daluz / pdf

Editorial. La cultura del snack. Una noche en Nueva York

Editorial
EDITORIAL

Allí, frente al televisor de mi habitación de hotel, tras perder el cara o cruz que decidía si esa noche hacía de canguro de mi propia hija o me arrellanaba en una butaca de un teatro de Broadway, me dispuse, con resignación, a disfrutar de una noche televisiva. Nada del otro mundo: Noticias; concursos; pressing-catch -sobre todo pressing-catch-; series de policías; tertulias rosas; películas -más bien pocas-; realities; telenovelas sudamericanas, y una india; emisoras árabes; más realities, Bush bromeando en una conferencia de prensa…, y así hasta casi cuarenta canales. Dos horas largas pasé cara a cara con aquel aparato que disparaba sin cesar contenidos que se entrecortaban con asombrosa frecuencia para las cuñas publicitarias.
La puerta se abrió. Daba gusto ver las caras de satisfacción de los afortunados que habían disfrutado de una noche en la ópera… de principio a fin, tan sólo interrumpida por un escueto entreacto. Padre e hija, la primogénita, me contaron emocionados el argumento de cabo a rabo, sobre un fantasma enamorado que habitaba en un teatro mientras amaba en secreto a la primera figura. Yo, sin embargo, no conseguí explicar nada con exactitud; aún ahora recuerdo aquella noche como un puzle de imágenes inconexas. Mónica Daluz / pdf

Editorial. El imperio del bit. Efecto sinérgico

Editorial
EDITORIAL

¿Se acuerdan de cuando a los comerciantes de los 80 se les ocurrió que en lugar de abrir su tienda donde no tuvieran competencia en kilómetros a la redonda, lo mejor sería colocarse junto a ella generándose así un “efecto llamada” que dio lugar al nacimiento de las zonas comerciales, bien urbanas o extrarradiales? ¿O de aquel dicho: “dinero llama a dinero”? Algo parecido está ocurriendo en la era digital. Parece ser que “bit llama a bit”. El vídeo no acaba con la estrella de la radio sino que la reinventa y le saca el mayor partido. / pdf

Editorial. Reivindico lo simple

Editorial
EDITORIAL

Imagínese. Es sábado por la tarde y se encuentra paseando tranquilamente –es un decir– por un centro comercial. Como lleva usted el bluetooth de su móvil conectado, los establecimientos circundantes le envían todo tipo de información sobre las ofertas que va a encontrar en el interior de cada uno de ellos, le ofrecen también la posibilidad de descargarse la sintonía corporativa de la marca más cool del lineal y además, como quieren que usted sea un “elemento activo”, tal vez para asegurarse de que hay alguien al otro lado después del dineral que han invertido en la implementación de tan novedosa tecnología, le invitan a contestar un par de preguntas a cambio de entrar en un sorteo. ¿Qué haría usted ante tal bombardeo de información, sugerencias, descargas e invitaciones…? Supongo que lo mismo que yo: desconectar su terminal. / pdf

Comunicarse o morir… …localmente

Opinión. Sociorreflexiones
OPINIÓN
SOCIORREFLEXIONES

Las habilidades comunicativas del ser humano en todas sus formas, oral, escrita, gestual, postural, olfativa… constituyen un elemento de importancia vital para desarrollarnos como seres sociales. El hombre es un ser multisensorial y utiliza toda esa capacidad múltiple para relacionarse con su entorno; su cuerpo es, en una palabra, el mensaje. Comunicarse es un acto imprescindible, y ello hace que la interacción humana sea insustituible. / pdf

Editorial. BCN desconexión

Editorial
EDITORIAL

Días de estío y bochorno, vacaciones a la vuelta de la esquina…, casi todos mis colegas, entrevistados, vecinos, familiares, conocidos y, por supuesto, yo misma, llevamos semanas despotricando de nuestros aparatos tecnológicos y disertando acerca de nuestra imperiosa necesidad de perderlos de vista por una temporada, seguramente más corta de lo deseable, para dedicarnos a pasear, tumbarnos al sol o “fraternizar” con la pareja; en fin, esos asuntos a los que ya nos dedicábamos antes incluso de caminar sobre dos piernas… / pdf

Xpresarse, libertad, cultura, identidad y tecnología

Opinión. Sociorreflexiones
OPINIÓN
SOCIORREFLEXIONES

También tiene internet en su habitación, y como cualquier chica de su edad, necesita expresarse. Pero su caso es especial, como lo es el de millones de mujeres en su situación. Las conversaciones entre ellas son distintas a las que mantienen nuestras jóvenes. Las primeras dan gracias a Alá por disponer de la tecnología que les está cambiando la vida. Para las segundas, la tecnología es una obviedad.
Ella es antisistema o antiinjusticia, o como quiera decirse. Y sí, antes de salir a la calle elige su pañuelo. Tiene un verdadero arsenal de hiyabs, de todos los colores, y aunque prefiere los lisos también ha comprado algunos estampados, a juego con sus vestidos favoritos; los pañuelos para el pelo son su debilidad… / pdf

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