El concepto One Health, Una sola salud, promovido desde distintas instituciones europeas, nos recuerda que la salud animal, la humana y la medioambiental son interdependientes. Mientras los nacimientos humanos decrecen en los países desarrollados, las adopciones de pequeños seres del reino animal van en aumento. Las mascotas viven con nuestros hábitos y ya padecen dolencias típicamente humanas, como obesidad o diabetes. El incremento de la demanda mundial de proteína animal disparará, aún más, la producción cárnica, y mayor será el reto de proteger a la población de enfermedades transmitidas por los alimentos. La creciente urbanización del planeta y el cambio climático están contribuyendo a un aumento en la proximidad entre animales salvajes y humanos. Este escenario obligará a mantener bajo un estricto control las enfermedades zoonóticas, que presionarán al alza. El medicamento veterinario y su gestión van a tener un papel clave y, en paralelo, el factor logístico. Garantizar el suministro y la disponibilidad de medicamentos veterinarios es asunto de salud pública.
El mercado veterinario europeo de mascotas representa un 48,8% del total de las ventas de productos de salud animal que, según el informe anual de Animal Health Europe, alcanzaron en 2023 los 7.900 millones de euros. Las vacunas siguen siendo la mejor herramienta para la prevención: el año pasado, el 32,3% del total de ventas de productos de salud animal en Europa correspondió a vacunas. Le siguieron los antiparasitarios, con el 29%, y los antimicrobianos -mayoritariamente antibióticos-, con un 8,7%, como fármacos más vendidos. En España éste también se manifiesta como un mercado al alza: en 2022, el 43% de los hogares tenía mascota, en 2024 se ha llegado al 49%, y su peso sobre el PIB es ya del 2,29%. Mónica Daluz / pdf
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