La vida es juego. De Pac Man a Prince of Persia

Opinión. Tecnorrelato
OPINIÓN
TECNORRELATO

72 horas de descanso tras un frenético año de trabajo, me permitieron detenerme a observar… y no sé si será deformación profesional o se tratará de alguna patología esquizoide con manía persecutoria -¡y eso que no le doy a los videojuegos!-, pero el caso es que todo a mi alrededor durante esas tres extrañas jornadas estuvo bañado por lo ciber-virtual, y cuanto vi, toqué y escuché tenía por telón de fondo inacabables secuencias de ceros y unos.
El padre de mi amiga, sesentón ejecutivo para más señas, me explica con excitación que lleva su PSP siempre consigo y a punto para jugar online en plena calle. Aunque, particularmente, creo que piensa que la tecnología va a redimirle de algún modo, a sacudirle usos y costumbres de sus tiempos, y a través de ella reivindica su lugar en una época que también es la suya, en la vana creencia de que su pose de activista tecnológico va a esfumar de un soplo la distancia que le separa de la generación que le sucede. O tal vez sea porque algo le hace pensar que en la sociedad de hoy lo que toca es ser tecnológico, y por lo que sé de él, nunca fue precisamente lo que se dice un revolucionario…
La hija adolescente de mi amiga, que al parecer no tenía suficiente con su flamante “play”, pidió a los Magos, como si tal cosa, una cámara de fotos, un móvil y un reproductor de mp3, lo cual no tendría nada de particular en los tiempos que corren si no fuese porque “la carta” fue idéntica a la del año pasado; y es que los doce meses transcurridos han dejado fuera de juego los gadgets de la Navidad precedente. ¿Cómo iba la chiquilla a apañarse con una capacidad de almacenamiento y un diseño de la colección 2004-2005, hallándose como se halla en el punto álgido de su episodio más severo de “marquitis”, e inmersa como está en la sociedad de la obsolescencia fulminante de bienes?. / pdf

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